Rajoy anuncia que habrá una reforma fiscal que rebajará el IRPF y
sociedades
El presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, adelantará hoy en el Debate sobre el Estado de la Nación, las líneas
maestras de la reforma fiscal que entrará en vigor en 2015. El ministro de
Economía, Cristóbal Montoro, tendrá un mes, el de marzo, para presentar el
texto completo de la misma, después de que a finales de esta semana el comité
de expertos entregue sus propuestas. El Gobierno tiene intención de hacer suya
buena parte de sus recomendaciones siempre y cuando no alteren la máxima de la
reforma: que la necesaria redistribución de la carga fiscal entre los impuestos
–demasiado peso de los directos en relación con los indirectos– no reduzca los
ingresos. ¿Quiere esto decir que no es posible bajarlos? No, porque el Gobierno
va a contar con un aliado importante: la recuperación de la actividad
económica, que parece confirmarse a medida que pasan los trimestres. De hecho,
el Gobierno va a revisar al alza la previsión de crecimiento del PIB de los
Presupuestos Generales del Estado (0,7%) hasta el 1%, en línea con el consenso
de los organismos internacionales.
Para el Ejecutivo es prioritario bajar
el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas por dos motivos. El primero,
porque sobre este tributo pesa un gravamen complementario de hasta el 7% que
debería haberse retirado este año, aunque por razones de cumplimiento de los
objetivos de déficit se ha mantenido durante el presente año. El segundo, y más
importante, es que 2015, año en el que entrarán en vigor las nuevas medidas, es
año electoral.
Sobre esta premisa, el Gobierno está
dispuesto a elevar el mínimo exento de tributación a cambio de mantener el tipo
marginal que está situado en el 52% como media. Lo que no parece tan claro es
que el gravamen complementario, de hasta el 7% en el caso de las rentas superiores
a 300.000 euros, se retire en su totalidad para todos los tramos. Así lo ha
dejado entrever Montoro en sus últimas intervenciones. El «quid» de la cuestión
está en si a las rentas comprendidas entre 53.407 euros brutos anuales y
120.000 se les retirará en su totalidad el gravamen adicional de cuatro puntos
porcentuales vigente en el actual IRPF. La decisión final está en dónde fije el
listón del término «rentas bajas» el Gobierno. Éste ha descartado eliminar la
desgravación fiscal por la compra de una vivienda con carácter retroactivo.
Revolución en sociedades
El segundo gran impuesto, sociedades,
parece que va a sufrir una profunda transformación. Los empresarios dejaron
entrever el camino a seguir recientemente. Aceptan la eliminación de la práctica
totalidad de las deducciones fiscales a cambio de una reducción del tipo
nominal (30% en el caso de las grandes empresas y 25% en el caso de las pymes)
hacia niveles más parecidos al tipo efectivo: el 19,2%. El Gobierno va a ir en
esa línea, aunque parece claro que no lo hará todo en el primer año de
vigencia, sino que realizará la rebaja de una forma gradual para asegurarse un
nivel estable de recaudación en un impuesto muy castigado por la crisis de
beneficios empresariales.
Los impuestos indirectos son los que van
a soportar el peso de la reforma. Tanto la OCDE como la UE han indicado que
aunque el tipo general del IVA está en la media europea (21%) la recaudación en
términos de PIB es mucho más baja que en los países más desarrollados. Hacienda
no va a subir el IVA, aunque sí va a pasar determinados productos y servicios
del tipo reducido del 10% al 21%. No tocará aquellos relacionados con el
turismo (hostelería). Es posible que se imponga un impuesto al vino (hoy es
considerado alimento y no alcohol) y se da por descontados un nuevo giro de
tuerca a los impuestos especiales de tabaco y bebidas espirituosas.